Para las mujeres indígenas, la Madre Tierra es fuente de nuestros saberes ancestrales, de nuestra identidad y nuestros derechos como el derecho a la soberanía alimentaria, a decidir cómo producir nuestros alimentos.
Hoy nuestra soberanía alimentaria está amenazada por el cambio climático, la deforestación, las actividades mineras y petroleras, los monocultivos. Para recuperarla y garantizarla, necesitamos el reconocimiento efectivo de nuestros territorios ancestrales.